miércoles, 28 de febrero de 2018

Desmotivación Cofrade

Hablamos de desmotivación cofrade como el desaliento o la disuasión a la participación en la vida de una hermandad.

No es un secreto que la Semana Santa alcalaína no pasa por sus mejores momentos, por mucho que el Ayuntamiento y algunas cofradías quieran vender lo contrario, los cofrades lo sabemos. Las causas son variadas y las soluciones propuestas múltiples. Unos entienden, por ejemplo, que es necesario revitalizar el Viernes Santo, otros que se debe crear una carrera oficial, otros proponen ampliar el número de cofradías, otros que se creen nuevas cofradías fuera del centro, etc. Propuestas que tienen en común la bondad de intentar que la Semana Santa complutense termine de una vez por brillar con luz propia.

Sin embargo son escasas las propuestas que tienen como protagonistas directos a los cofrades. Estos, junto con los titulares, constituyen uno de los pilares fundamentales de las cofradías.

A la inactividad general de la mayoría de las cofradías fuera de la Cuaresma (¡ojo!, que se de por aludido quien se tenga que dar...), tenemos que añadir que en los últimos años hemos asistido a hechos en dos cofradías que han provocado que sus órganos de gobierno naturales fueran sustituidos por sendas Juntas Gestoras con la finalidad de enderezar el tortuoso rumbo que iban tomando.

Una de ellas lleva intervenida por el Obispado desde el 2013. Se creo una Junta Gestora con algunos miembros de las Juntas de Gobierno anteriores y que, supuestamente fueron responsables de la situación, algo inexplicable si lo que se pretendía era regenerar la dirección y la administración de la Hermandad. Poco a poco se ha ido viendo como una de las mejores cofradías que había en Alcalá y que fue abanderada del resurgir de la Semana Santa en la ciudad, iba entrando en una triste decadencia a pesar de los ingentes esfuerzos de sus cofrades de base que luchaban y siguen luchando contra la apatía y el desánimo.

La segunda, después de un gobierno provisional, y de culminar un proceso electoral no demásiado pacífico, hace pocos días, fue suspendida "sine die" por Palacio demostrando que las heridas no estaban cerradas y que los problemas de fondo no se habían resuelto, seguían existiendo, y sin entrar que si una u otra parte llevaba razón, quizá había que haber esperado o tomado otro tipo de medidas. De todas formas la situación no esta aún muy clara.

Pues bien, lo que queremos plantear con este editorial es la posibilidad de que el objetivo de las “medidas correctoras” planteadas se centran en las cofradías pero se olvidan de los cofrades, sin entender que aquellas sin estos nunca serán posibles.

Podemos distinguir dos tipos de cofrades: los activos y los pasivos. Los primeros son los que participan de modo activo en la hermandad, se implican en la gestión o en los diversos actos que se organizan. Los segundos son los destinatarios de la actividad de los primeros. Se limitan a asistir a los cultos y el día grande esperan que todo esté preparado. Los cofrades activos son el motor de la hermandad y con su actividad motivan la participación de los cofrades cuyo único ánimo, tan legítimo como el otro, es únicamente satisfacer sus necesidades espirituales. Y como efecto colateral dicha motivación se transmite al exterior fomentando la entrada de nuevos cofrades y los incrementos de nómina.

Por el contrario si en aquellos cofrades más activos, más inquietos, se instala la desidia, la desgana, la desmotivación, el efecto se hará sentir en aquellos que vienen a ser servidos y de un modo u otro se trasladará a la imagen de la cofradía.

Todo esto que hemos comentado tiene causa en un artículo al que hemos accedido casualmente. El artículo se denomina 65 técnicas contrastadas de desmotivación y su autor es D. Javier Fernández Aguado, toda una autoridad en materia de recursos humanos. Dicho artículo, publicado en el número 129 de la revista Capital Humano, describe en clave irónica los tipos de conductas que permiten a los directivos desmotivar a sus empleados de una empresa. Evidentemente una cofradía no es una empresa pero comparten como rasgo común el ser una organización de personas y de bienes para la realización de una finalidad concreta. Por tanto son técnicas perfectamente aplicables.

Al leer dicho artículo no hemos podido evitar una sonrisa socarrona pues muchas de las conductas descritas forman parte por desgracia de la experiencia vital de muchos cofrades. 

De dicho artículo podemos destacar tres tipos de sujetos. En primer lugar el desmotivante que es la persona que ejerce una posición de dominio o de jerarquía sobre otras y lleva a cabo las acciones u omisiones que describe el artículo. En segundo lugar el co-desmotivante que es la persona que por ingenuidad o mala fe colabora con el desmotivante. Por último el desmotivado que no es otro que el que sufre a los dos anteriores. 

Antes de pasar a describir las técnicas que nos recomienda el profesor Fernández Aguado queremos dejar patente que no es la intención acusar a nadie, que el tono del artículo es irónico. El objetivo es que hagamos una reflexión interior acerca de nuestros comportamientos y de cómo estos pueden provocar desmotivación en los que nos rodean. Todos hemos sufrido esas conductas y alguna vez de modo inconsciente las hemos puesto en práctica. Por supuesto hay excepciones que se llevan la palma, tanto que parecen que tienen dicho artículo bajo la almohada.

A modo de resumen, el autor del artículo comienza describiendo los objetivos del desmotivante: provocar que los mejores abandonen la organización o provocar en los que permanecen un estado de apatía. 

Así que, de acuerdo con el profesor Fernández Aguado, y centrándonos en aquellas actitudes que mejor se adaptan al funcionamiento de una hermandad, para desmotivar a los cofrades se deben seguir las siguientes recomendaciones.

Resaltar siempre los aspectos negativos y no dar nunca soluciones. 
Criticar desaforadamente al que tienes enfrente, al ser posible con ironía, desprecio. Conviértase en un nacionalista de su organización.
Murmure de los demás y menosprecie a sus colaboradores, invente maldades inexistentes de los demás e imagine perversiones de los demás y propáguelas y después niegue haberlo hecho y vuelva a hacerlo.
Incumpla sus promesas.
- Cuando alguien le pregunte despréciele, manifestándole que es un ignorante, si toma una iniciativa descalifíquele en público y si propone algo ridiculícele en público. Humille cuanto pueda.
- Cante sus autoalabanzas de forma permanente, en público y en privado, cuanto más tiempo y más patrañeras sean sus fantasías mejor, así asombrará a los más jóvenes y los más ingenuos que se quedarán boquiabiertos.
- Alabe y premie sólo a los de su pandilla, riales sus gracias y si no son de su banda mantenga la faz impasible.
Desprecie a sus antecesores en el cargo. Todos eran tontos o tenían mala intención. Solo su gestión está salvando del hundimiento a la organización.
Generalice cuanto pueda. Afirme grandes verdades sobre cualquier cuestión. Si alguien se atreve a llevarle la contraria húndale y macháquele, especialmente si tiene razón.
De órdenes contradictorias, así conseguirá la arbitrariedad absoluta, no describa las situaciones con objetividad y no se interese por los puntos de vista de los demás.
No pregunte nunca, imponga. Preguntar transmite debilidad.
No reconozca nunca haber cometido un error.
Cuente con parientes. Si es posible y suele serlo, que sean inútiles. Además de deberle el puesto podrá instruirles en casa sobre las grandes líneas estratégicas.
Cultive la endogamia. Evite que lleguen nuevas ideas así cualquier propuesta que usted haga será novedosa.
No consienta que nadie destaque de la medianía. La guadaña de la envidia ha de segar radicalmente y sin contemplaciones.
Encargue trabajos a destiempo.
Cambie de opinión muchas veces y culpe siempre al contrario de no haberse enterado de la decisión última.
- Otorgue puestos de relevancia en la organización a gente escasamente capacitada y de limitada racionalidad, si selecciona gente valiosa se puede verificar que es usted un gañán.
Afirmar que será el primero que cumplirá las normas y luego no lo haga, cuanto más ostensible mejor, demostrará que está por encima de cualquier control, incluso de los que usted impone.
No decir la verdad sobre la organización por que ayudaría a que las personas puedan tomar las decisiones con tiempo.
No Valorar los puntos de vista ajenos, implicaría hacer pensar que se encuentran en una organización participativa y no es eso lo que se busca.
No escuche pues corre el riesgo de descubrir que está usted equivocado.
Lo suyo siempre es lo mejor y nadie antes o después hará las cosas mejor.
Deforme la realidad siempre en su propio interés.
Estudiar. Fíese siempre de la intuición. Siempre tiene la razón y eso debe quedar claro en cualquier tiempo y circunstancia.
Nunca explique la causa de sus decisiones.

Finalmente, así se consigue que la gente no tenga ganas de colaborar, que los mejores se marchen, que los que no se marchen sean altavoces de desmotivación y lo mejor de todo, no habrá oposición.

Ahora a reflexionar...

Alcalá Cofrade

1 comentario:

  1. Buena radiografía de la Semana Santa en esta bendita ciudad.

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